I
Recojo cenizas
Cada tarde
De los días quemados al sol de la primavera
Recojo minas
Cada día
De los parques que hemos caminado
Recojo epitafios
Cada noche
De los amores inconclusos, de los niños quemados
de los desaparecidos.
Que duermen
junto a cada uno de nosotros.
II
Deberíamos entender
Al colchón en su soledad y su placer.
Deberíamos sonreír por cada estrella en la Vía Láctea.
Por cada botella de pet, pedir perdón
Y por todos los muertos
Seguir sin tregua hasta que descansen.
III
Al mar le rezaré unas plegarias
Porque no supe pescar esos bancos que lo estafaron
Y aprovecharon la marea para elevar la tasa de interés.
Sin saber que las ballenas
Han muerto sin agua a la orilla de la playa
Sin importar que las focas se ahogaran en las grandes inflaciones
Y los caballitos de mar parieran muerte
Solos y en la cárcel.
IV
Tengo un mal presagio
En el último sueño, miles de pájaros negros han ido tras de mí
También a dentelladas me han sacado de la ciudad los perros
Huele a muerte el aire
Huele a sangre la calle
¿Será que viene la santa en carruaje de oro?
Por favor,
quiero esta noche dormir sin pena…
V
Sobre el pasto la oruga
Sobre el cielo miles de vías lácteas
En mi mano este corazón infame
Que no llega a tener el rojo de la sangre.
Que palpita al silencio de los desaparecidos,
Se retuerce de humores
Y explota al son de la injusticia.
Infinito desamor que une
La lucha,
La poesía
Y el exilio.
VI
Ya quisiera el mar
Que llorando llegase a su orilla
Ahogarme arrepentido o arrepentida
Ya quisiera el fuego consumir
Este rostro en lugar de la cotidiana careta
Incendiarme
Inmolar este cuerpo desviado de la realidad
El cielo me quisiera para él
Sin embargo el deseo de vivir me postra ante este infierno
Heterogéneo y hostil
Ya quisiera el cielo contar con mi salea
Acallar mi voz ante las injusticias
Ya quisiera que mi boca se callara,
Enmudecer
Y ser lucero de otra mañana.
VII
Recuerdo que hubo días
Que tenía más palabras en la boca
Más rabia tenía
La entraña se inflamaba a golpe de notas de periódico
La sangre hervía en el perol de la cabeza
Volaba como un proyectil
Espuma
Espuma brotaba de esta boca embriagada de dolor
y muerte
de pena
El pozo del alma se llenó de líquidos viscosos
Putrefacción y vacío
Vacío lleno de baldes de agua fría
Entonces lloraba de rabia
de miedo
de sórdidos amores
y propaganda subversiva
Hoy me queda escribir, escribir, escribir en contra
Siempre en contra de lo que nos han dicho.
VIII
La mesa llora su silencio bajo el cálido mantel
de la comida a media tarde
Las hojas de ocote se oponen a ser útiles al señor
Les ha llegado la memoria
Saben que sus ancestros fueron saqueados e inmolados
Para que la silla tuviera un lugar en casa.
Ningún árbol se doblará para servir al mundo.
IX
Y le digo a la roca:
muy bien, roca, ablándate,
despierta, desperézate,
pasa el puente del reino,
sé tú misma, sé mía,
dime tu pétreo nombre.
Eduardo Lizalde
La piedra decidió ser libre
Quedarse sola en ese sitio
Pensar en el futuro del fuego
No le importa la humanidad
Como a la humanidad no le ha importado dinamitarla
Para pasar sobre ella.
La piedra será libre de ser autónoma,
Dura de roer crecerá en tamaño
Y fundará un país en la montaña.
X
En los alambres los pájaros pían
No reconocen estos árboles largos y lisos
Pájaros decolorados por el sol de la tarde
Pajarracos muertos en la avenida
Atropellados por automovilistas cafres
Plumas negras como moños de luto
decoran los parques
las vías rápidas
Y la calle principal de las grandes ciudades.
XI
Expoliar el cuerpo con un buen te de realidad
Comer pasto como los perros
Echar las tripas con todo e impuestos
Reformas estructurales y partidos políticos.
Comer mierda
Televisión encendida, acompañarla con leche
Dieta cotidiana en este desnutrido país.
XII
Este edificio me pertenece
Habitación repleta de fantasmas
Cuarto independiente
Este cuerpo mío
Herida abierta
Estigma supurante
Orificio virulento que me consume.
Ciudad de bruces.
XIII
Magra piel
Territorio polvoriento es mi cara
Esta provincia llena de tristezas
De algas marinas y colesterol
Patria mía
Oscuridad inmunda
Estado de este vapuleado país.
Hay noches tan negras
Hay noches que de tan negras
no cabe ni el silencio
queda el horror del grito
lodosa sangre salpica la obscuridad.
Alaridos dibujan desiertos
aúllan lobos ya sin piel de oveja.
Desolladas margaritas, tiradas sobre la calle
enamoradas niñas de secundaria
Vírgenes decrépitas sentadas en las cantinas
sin derechos laborales.
Camionetas Lobo blindadas contra la justicia
arrasan los caminos del pueblo y las ciudades.
Compra-venta de carne joven y fresca
Engordan los cerdos al ojo del amo-gobierno.
La noche
¿Qué noche tan negra adormila a mi país?
Negro futuro donde crece la muerte en el desierto
Hay noches como ésta, donde ni el silencio crece.